No quisiera perder ni un sólo instante de su desarrollo. Poco a poco me voy dando cuenta de pequeñas cosas que ayer, sin ir más lejos, no hacía.
ES UN DESPERTAR a la vida, lleno de TERNURA, SENCILLEZ y INOCENCIA.
Está cambiando mi percepción de las cosas a marchas agigantadas. Aprendo quizás más, yo de él, que él de mí. Afortunadamente puedo compartir con mi hijo, las veinticuatro horas del día. Son los inconvenientes, y las GRANDES VENTAJAS, de estar sin un trabajo estable.
He ganado en paciencia y tolerancia. NO HE PERDIDO nada.
Ahora intentaremos seguir con nuestro día. Escribir hoy, es casi imposible. Mi hijo necesita de toda la atención y yo, tengo la necesidad de ofrecérsela.
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