Querría ser justo, imparcial y honrado. Hoy he vuelto a llevar a mi hijo al hospital Ramón y Cajal de Madrid. Las citas eran para realizar una radiografías con la ortesis de cadera puesta en nuestro hijo y también sin ella, para más tarde presentarlas en traumatología infantil . La sesión se ha llevado a cabo dentro de los "límites de normalidad" que compartimos, aunque no los apruebe. Posteriormente, y ya con las radiografías en la mano, nos hemos dirigido a la consulta de la doctora (aquí supongo que tendría que mencionar los nombres, pero de momento no lo voy a hacer, aunque los conozco todos). No hemos esperado más de lo natural y pronto he podido entrar en el desconcierto y la desorientación. Había un doctor en la consulta, un señor algo mayor, ( me reservo su nombre) que ha revisado a nuestro hijo de arriba a abajo. Su diagnóstico ha sido claro y conciso: "Éste niño está sanísimo". La nuevas radiografías así lo confirmaban también.
Una gran alegría invadía mi cuerpo. Pero mi incredulidad iba en aumento al ver cómo dicho doctor interrogaba a su "colega". Las preguntas, como se puedan imaginar, estaban dirigidas al por qué del diagnostico anterior de displasia de cadera izquierda. Tras las vagas respuestas, el especialista iba rebatiendo uno a uno los argumentos de la desconcertada doctora. Su disculpa final rozó casi la ciencia ficción: "la semana pasada ésta cadera no estaba así"...
La mirada del doctor fue de lo más expresiva y divertida. Los allí presente, unos acongojados y otros que estábamos al borde de la carcajada, era una clara muestra de lo que a veces puede suceder al ofrecer " un diagnóstico precipitado".
Dentro de mí, a pesar de la rabia que me invadía, sólo existía una idea. Salir corriendo de allí y abrazar a mi hijo.
Otro tema saltó a la palestra, cuando la doctora enseñó al galeno, la Ortesis de abducción de cadera que le había prescrito. No lo voy a comentar. La conclusión, pues intentar devolverla y que nos reintegren el importe.
Por fin, se acabó la consulta, con la propuesta de la doctora de ver a nuestro hijo, dentro de un par o tres de meses. En mi fuero interno-pensaba- que quizás le mandara una foto.
Salí de allí lo más rápidamente posible y, una vez fuera del hospital, me abracé a mi hijo, entre llantos y risas. Mis dudas habían sido resueltas. Gracias al acreditado doctor. Gracias también a la doctora, pues al menos, con su rubor, supo aceptar que no estuvo afortunada.
Mi conclusión: Los métodos y el protocolo para la prevención de las enfermedades, ha mejorado y mucho. Las actuaciones, en cambio, a veces precipitadas o inducidas, tienen que estar a la altura. Quizás sea por la falta de tiempo o el exceso de pacientes, pero creo que sería bueno revisarlo, por la Salud de todos.
Una gran alegría invadía mi cuerpo. Pero mi incredulidad iba en aumento al ver cómo dicho doctor interrogaba a su "colega". Las preguntas, como se puedan imaginar, estaban dirigidas al por qué del diagnostico anterior de displasia de cadera izquierda. Tras las vagas respuestas, el especialista iba rebatiendo uno a uno los argumentos de la desconcertada doctora. Su disculpa final rozó casi la ciencia ficción: "la semana pasada ésta cadera no estaba así"...
La mirada del doctor fue de lo más expresiva y divertida. Los allí presente, unos acongojados y otros que estábamos al borde de la carcajada, era una clara muestra de lo que a veces puede suceder al ofrecer " un diagnóstico precipitado".
Dentro de mí, a pesar de la rabia que me invadía, sólo existía una idea. Salir corriendo de allí y abrazar a mi hijo.
Otro tema saltó a la palestra, cuando la doctora enseñó al galeno, la Ortesis de abducción de cadera que le había prescrito. No lo voy a comentar. La conclusión, pues intentar devolverla y que nos reintegren el importe.
Por fin, se acabó la consulta, con la propuesta de la doctora de ver a nuestro hijo, dentro de un par o tres de meses. En mi fuero interno-pensaba- que quizás le mandara una foto.
Salí de allí lo más rápidamente posible y, una vez fuera del hospital, me abracé a mi hijo, entre llantos y risas. Mis dudas habían sido resueltas. Gracias al acreditado doctor. Gracias también a la doctora, pues al menos, con su rubor, supo aceptar que no estuvo afortunada.
Mi conclusión: Los métodos y el protocolo para la prevención de las enfermedades, ha mejorado y mucho. Las actuaciones, en cambio, a veces precipitadas o inducidas, tienen que estar a la altura. Quizás sea por la falta de tiempo o el exceso de pacientes, pero creo que sería bueno revisarlo, por la Salud de todos.
que buena noticia que todo haya sido un mal entendido! mi bebe tiene 13 meses y lleva ya 7 meses de tratamiento por displacia de caderas. al principio fue doloroso verlo con el arnes puesto,pero comprendimos que es para su bien;mucho mas estos ultimos dos meses en los que comenzo a evolucionar de forma favorable. veremos que nos dice el traumatologo en la proxima consulta! es bueno conocer la experiencia de otros papas que pasaron o pasan por lo mismo.saluda atte:natalia.
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