A pesar de haber cumplido ya los siete meses, los dientes no hacen acto de aparición.
Hace ya varios meses que babea mucho y, todo lo que cae en sus manos, acaba rápidamente en la boca. Muerde con rabia todo aquello que puede atrapar, incluidas nuestras manos, orejas, nariz...
Hay días que llora desconsoladamente y no sabemos muy bien por qué. En cambio, si le masajeamos las encías con unas gotas de Apiretal, nos lo agradece y le calma notablemente.
También es cierto, que cuando vamos por la calle, la gente al verle, nos dice que están a punto de salirle los dientes. Pero lleva ya, tiempo así.
El pediatra resta importancia y nos comenta que los dientes, por regla general empieza a mostrarse a partir de los 6 a 8 meses, aunque no es relevante el que puedan retrasarse un poco.
Ahora pues, lo más preocupante para nosotros, desde comenzó a ir en el caminador, es quitarle del alcance, todos los objetos peligrosos o susceptibles de serlos. Aún y así, cada día nos sorprende, llegando a aquellos lugares que nosotros creíamos imposibles.
Para un niño, nada es imposible, únicamente es cuestión que entre en su campo de visión. A partir de ahí, buscará la forma de obtener su trofeo.
Así que como siempre, la prevención por nuestra parte es fundamental.